
21 años después de la tragedia del 11-S muchas gente sigue sin ser consciente de como se vivió la tragedia por los testigos y por la prensa
El 11 de septiembre de 2001 se convirtió en uno de los días más dramáticos de la historia moderna de la humanidad. Tal fue la magnitud de la tragedia y el miedo que sobrecogió a todos que todos los que fueron testigos (a través de la televisión, la radio o cualquier otro medio) de aquel trágico acontecimiento recuerdan no solo donde de estaban, que hacían, de que hablaban, como se encontraban, sino que también, y sobretodo, se acordaban de la forma que trataron los medios el acontecimiento.
Obviamente, cuando hablamos de los testigos no nos referimos a cualquier persona que vivió los hechos, pues los niños y los bebes a pesar de ser conscientes de lo sucedido no eran capaces de ver la magnitud de la situación, ni de analizar las informaciones que daban los medios de comunicación.

Así, una de los millones de personas que fueron testigos de aquel infierno se encontraba en un lugar completamente lejano y diferente al sitio de los hechos y con la intención, antes de ver lo sucedido, de disfrutar de sus últimas de vacaciones. La mujer a la que nos referimos se encontraba con su marido y su hijo recogiendo sus cosas para volver a la playa cuando se percató de que mucha gente se congregaba alrededor de los bares más cercanos a la playa. Al principio ni el marido ni la mujer dieron importancia al suceso, sin embargo fue cuando llegaron a su piso cuando tras recibir llamadas de algunos de sus familiares se enteraron de la noticia.
Al poner la televisión confirmaron lo que era ya una certeza. Todo era muy trágico, muy triste, parecía que el fin del mundo, que al menos ellos conocían se terminaba. Lo que no eran conscientes es que el cambio en su mundo se estaba produciendo en la forma de comunicar y es que los medios de comunicación incrementaron su información inmediata, al igual que el 36% de los estadounidenses hicieron uso de Internet para actualizarse.

El constante bombardeo de información por parte de la prensa no fue lo más llamativo, pues al ser algo tan imprevisto como trágico muchos periodistas improvisaron por lo que recurrieron en muchos casos de la ficción y en otros casos a la memoria histórica, y la mayoría perdían la objetividad.
Finalmente llegaron los rumores que no hicieron otra cosa si no que desinformar a la sociedad y causar un mayor miedo. Falsas noticias sobre si se había desalojado la Casa Blanca, si se dirigía una nueva aeronave hacia el Pentágono o que había habido una explosión en Capitol Hill.
En conclusión, la cobertura realizada por los medios en el 11-S supuso un cambio hacia la información rápida y no contrastada y, por supuesto, un avance de los bulos que ha ido aumentando hasta el día de hoy. De esta forma, los testigos de aquella catástrofe también fueron testigos de la catástrofe evolución de los medios.
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